El difícil camino por el reconocimiento de las identidades no binarias

El ciclo Lo Personal es Político cerró con Manu Mireles, que abordó las complejas relaciones de este colectivo con los feminismos y las otras disidencias sexuales, y la apuesta por una nueva construcción política que garantice sus derechos.

16-12-2020

En el último de los cinco encuentros del ciclo Lo Personal es Político, la presentación quedó a cargo de la secretaria académica del Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis, Manu Mireles, quien habló de la realidad de las personas no binarias en Argentina y explicó que el colectivo al que representan es excluido por las instituciones hegemónicas y dentro de la misma militancia feminista y LGBTQI+ encuentra dificultades para forjar alianzas. Organizada por la Red Interdisciplinaria de Estudios de Género del Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados (CIEA) de la UNTREF, la charla estuvo enfocada en los desafíos que se les presentan a las personas que asumen una identidad no reducible a lo masculino o lo femenino.  

Mireles expresó que como persona no binaria, su historia estuvo marcada por la confusión, el dolor, la soledad y el enojo, y se refirió a la violencia que todavía se ejerce desde los ámbitos familiares. “Nosotras crecemos sin ser el objeto de deseo de nadie. Una persona se puede agarrar la panza y decir ‘Quiero tener un hijo o una hija’, pero nunca te van a decir que quieren tener una persona no binarie. ‘Quiero una compañere no binarie’ es algo que nadie te lo va a decir, no somos el lugar al que alguien va a depositar amor”, explicó. 

Además, dijo que la no binariedad es negada porque echa por tierra muchos supuestos. “Cuestiona de base esta construcción que produce expectativas y este modelo económico, político, cultural, violento y estructural que significa pensar el género en una lógica solamente de hombres y mujeres”, continuó. 

La educadora se detuvo en la primera vez que tomó contacto con una organización feminista en Venezuela. “Fue encontrar una experiencia que me habilitara a existir, y me permitió entender que la habilitación de esa existencia es necesariamente un camino colectivo. Por eso soy transfeminista”, confesó. 

Sin embargo, criticó que algunas de estas agrupaciones excluyen las expresiones de género fluido, y lo mismo dijo de otros colectivos de las disidencias sexuales. “Incluso entre nosotres hay una idea constante de tender al binarismo. Cuando yo comencé a tener una expresión de género que ya no era masculina, me dejaron de hablar varios amigos gays, diciéndome que traicionaba a los hombres. Y también me pasó con compañeras trans, que no podían entender que usara barba. Si hay una imposición de belleza, de quitarse todo el pelo, al que no le gusta que se lo quite. Yo uso vestidos escotados y tengo pelos en la espalda porque quiero poder habitar cualquier espacio siendo como soy”, graficó. 

Para Mireles el colectivo de las personas no binarias está recién comenzando a tener una proyección pública en Argentina, y queda mucho por lo que luchar. “Es un colectivo de personas que estamos cada vez mas organizades, que carecemos históricamente de referentas políticas. Somos la identidad de género con menos tiempo de visibilidad política. Eso no quiere decir que no existíamos de antes. Creo que ha costado mucho, que tenemos muchas cosas por construir políticamente para que nuestros derechos sean garantizados”, estimó. 

Entre algunas de esas reivindicaciones, está la de los documentos de identidad. “Con la ley de identidad de género una persona binaria se puede cambiar el documento. Las personas no binaries no tenemos las cosas tan resueltas, mi documento no puede expresar en este país mi identidad”, señaló. La invitada apuntó que para avanzar en ese terreno, es fundamental pensar la identidad como un proceso en permanente cambio. “La identidad es profundamente dinámica y política. La identidad de todas las personas está atravesada por diferentes cuestiones, pero además nosotres no somos las mismas personas que éramos hace 10 años, hemos atravesado nuevas experiencias y nos han pasado otras cosas, y tampoco vamos a ser iguales en el futuro”, aseguró.  

La también docente de UNTREF y de la UBA indicó que un aspecto central para ir en esa dirección es darle lugar a la escucha. “Todas las personas, independientemente de si somos no binarias o tenemos alguna otra identidad, podemos usar el pronombre que queramos. Acá lo importante es habilitar la escucha, la palabra, no podemos quedarnos con lo que vemos. No podemos seguir pensando lógicas sociales, comunitarias y educativas sin tener en cuenta lo que le pasa a la otra persona”, consideró. 

Asimismo, se refirió al trabajo que vienen realizando con el Bachillerato Mocha Celis. “Creamos una escuela porque quedamos muchas personas en el camino, nos mataron y nos siguen matando, nos anulan y nos siguen anulando, y la escuela es un espacio que mucha gente lo puede vivir bien o mal, pero para la gran mayoría de las disidencias es casi una tortura”, afirmó. 

Mireles informó que el 40 % de los suicidios de adolescentes en Argentina tienen que ver con la orientación sexual y la identidad y expresión de género, y señaló que el 68 % de las infancias trans no binarias tienen ideas de suicidio constante. “Estamos hablando también de un problema de salud pública, de algo que no se hace cargo el sistema educativo. La Mocha es un espacio que básicamente acoge de la forma en que nosotros hubiésemos querido que nos acojan en la escuela, reconociéndonos, respetándonos”, remarcó.
 
También contó que se trata de una escuela que pone en juego la pedagogía queer, que se pregunta por los textos educativos y cómo está distribuido el poder, y enfatizó que le dan mucha importancia a los espacios de creación cultural, artística, a los deportes, talleres y actividades laborales. “Queremos ser un polo educativo para todas las disidencias. Nos parece muy importante que exista teoría, generación de sentido y conocimiento a partir de nuestra subjetividad”, opinó. 

Por último, habló del concepto de inclusión y de sus limitaciones. “No queremos entrar a las instituciones, nos interesa que las instituciones cambien. No queremos solamente que haya travas en el senado o en los medios de comunicación y que estemos representades con la pluralidad que eso significa, sino que necesitamos cuestionarnos cómo nos estamos vinculando. Para comenzar a bailar juntes, tenemos que hacerlo desde una construcción política que reconozca y valore la diferencia, porque esa diferencia nos hace maravillosas personas, es nuestra singularidad”, cerró.

El ciclo Lo Personal es Político se inició en agosto y por él pasaron diversos referentes de los feminismos y las disidencias sexuales de nuestro país. Como primer invitado estuvo el periodista y escritor Alejandro Modarelli, que hizo un recorrido histórico del movimiento homosexual en Argentina; siguió la subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación, Alba Rueda, quien exploró los desafíos que viven las personas trans en el contexto de instituciones como la gestión estatal y las universidades; el tercer encuentro estuvo protagonizado por la investigadora del CONICET y docente de la UNTREF y de la UBA, Laura Arnés, que se explayó sobre la experiencia y la militancia de la bisexualidad; y también se presentó la integrante de la agrupación Antinatural – Lesbianas por la Justicia Reproductiva, María Luisa Peralta, que analizó el activismo y la maternidad lésbicas. 

Las organizadoras del ciclo, la docente e investigadora de la UNTREF María Inés La Greca y las estudiantes Marina Figueredo y Charly Antonele, coincidieron en que fue un espacio de mucha riqueza para conocer de primera mano los debates que se están dando dentro de ese campo, pero sobre todo resaltaron que fue un propuesta de contención afectiva en el difícil contexto de la pandemia. 

La Greca comentó que la iniciativa le permitió a la Red continuar su labor formadora y concientizadora sobre estas temáticas y que los conversatorios lograron otro objetivo: el de poder constituirse en un espacio de intercambio transformador de las subjetividades personales y políticas. “Quienes participamos de este ciclo hemos ampliado nuestros horizontes simbólicos y nos hemos educado respecto de las experiencias biográficas y colectivas de los colectivos que luchan en nuestro país por una sociedad más democrática, justa e igualitaria y lo que aún queda por hacer en términos del reconocimiento y de la defensa de los derechos humanos para todos, todas y todes”, resumió. 

Por su parte, Antonele destacó que lo más interesante del ciclo es que habilitó la palabra. “Quisimos intervenir la cotidianeidad pandémica a partir de reconocernos en las historias de les otres. Creemos que esta experiencia demostró la potencialidad de las formaciones a partir de la escucha y la empatía, y que las instituciones académicas pueden y deben ser parte de ello”, agregó. 

Figueredo habló de la repercusión que tuvieron los encuentros en quienes los siguieron. “La respuesta de quienes acompañaron fue maravillosa, se pudieron contemplar emociones de todo tipo, se pusieron en común experiencias personales que enriquecían el debate del tema propuesto pero también el crecimiento personal de todes les que formamos parte, y además, se crearon redes de vínculos para seguir conversando ciertas problemáticas por fuera del marco del conversatorio. Por mi parte me siento feliz y agradecida”, concluyó.