Lola Pons: “Los sectores sociales menos representados son las mujeres y los niños"

La filóloga española, catedrática en el Departamento de Lengua Española de la Universidad de Sevilla, protagonizó la conferencia internacional “Hablantes comunes pero textos rarísimos: Los poco hábiles en la historia de la lengua española”.

18-10-2023

Organizada por la Maestría y Especialización en Humanidades Digitales, el pasado lunes 9 de octubre tuvo dio lugar la conferencia internacional “Hablantes comunes, pero textos rarísimos: Los poco hábiles en la historia de la lengua española”, donde la reconocida filóloga española Lola Pons ofreció una clase magistral sobre las minorías invisibilizadas de la historia de la lengua, es decir, de aquellos textos que no fueron incluidos como importantes.

Al iniciar la conferencia en la Sede Rectorado Centro, el Prof. Daniel Link (UNTREF), comentó la trayectoria de la Dra. Pons y su marcado peso en la tradición filológica moderna. “¿Quién podría no seguir a Lola Pons?”, bromeó Link sobre su colega, que usó como hilo conductor para la charla una frase del siglo XV atribuida a Fernán Pérez Guzmán. “Viva quien vence” —la frase— significa que la persona que la dice está dispuesta a seguir al ganador y a alejarse del perdedor y Pons la utiliza para ejemplificar, con su característica pedagogía amena y simplificada, cómo los procesos de historización de la lengua dejaron de lado a ciertas minorías sociales que no han sido, justamente, las vencedoras.

“¿Por qué es tan difícil identificar a una minoría en la historia?”, se pregunta Pons, quien responde: “Son los más, pero de los que menos se sabe porque son los que no podían escribir”. A lo largo de la presentación, Pons pone el foco en aquellos textos que la historia de la lengua no se ha permitido analizar y que son tan ricos en información como aquellos que sí fueron atendidos, o aún más que estos.

“La historia de la lengua es la historia de los textos que guardamos", explicó la catedrática y agregó: "La colección de los textos ha sido gobernada por la importancia que se les concedía a algunos textos por sobre otros". De esta manera —dice la filóloga— cuando comienzan los procesos de alfabetización a gran escala comienza una etapa en la que se generan textos destinados a no guardarse: listas de las compras, recordatorios, agendas, notas, garabatos, etc.

"Cuando pensamos en un texto antiguo personal pensamos en una autobiografía literaria, la expresión del yo de una persona que se convierte en sujeto literario y cuenta su vida, pero la expresión del yo también la vemos en la agenda personal del Duque de Béjar, que en cada día del mes anota qué sucedió", explicó la conferencista. Asimismo, Pons remarcó que no sólo hay jerarquizaciones de géneros literarios, sino también de aquellos textos escritos por sectores ya jerarquizados.

"Los sectores sociales menos representados son los de las mujeres y los niños, que siempre han sido los escritores poco hábiles", denuncia la conferencista. Aquellos textos producidos por mujeres en la época de guerra independentista en España, por ejemplo, que eran dirigidos a sus novios, hijos o amigas, no se han estudiado en profundidad, por ser simples cartas sentimentales. Sin embargo, Pons sostiene que "esas cartas particulares nos enseñan rasgos lingüísticos que nos llaman mucho la atención".

Un ejemplo de estos rasgos lingüísticos es la presencia del euskera (una lengua particular de una región de España) en zonas donde no se esperaba que la hubiera hasta mucho tiempo después. También la presencia de una multimodalidad en la comunicación en cartas del siglo XIX donde novias entristecidas dibujaban corazones cruzados con dagas, además de cartas que datan de 1948 pero que tranquilamente pasan como un chat de WhatsApp. “Ese corazón parecía un emoticón", acotó al finalizar la conferencia el profesor de la casa, Daniel Link.

En su afilada y humilde pedagogía, Pons también explica que “la escritura de las minorías no escapa de esa institucionalización del estándar". Según la reconocida autora, el ciudadano común de los siglos que estudia estaba constantemente bombardeado por el estilo más refinado y pretencioso del que las clases dominantes se jactaban. También estaba expuesto al lenguaje de edictos, comunicados oficiales y textos burocráticos.

"Cuando hemos empezado a discutir sobre la representatividad del corpus (hegemónico), algunas de las conclusiones que pensábamos válidas en la historia de la lengua comenzaron a no serlo", dijo Pons. Entre las conclusiones, la premiada lingüista enumeró: el uso de la n óal finalizar algunas palabras (abriguensen), el impostar un discurso más elaborado que no pertenece al escribiente (vuestra merced), y algunas marcas del lenguaje hablado que dejaron huella en el escrito en zonas donde no correspondía (si juera otro). "Es mentira que el estándar del español moderno es el estándar que manejamos hoy", concluyó Pons.

Al finalizar, la reconocida sociolingüista acotó que el ciudadano antiguo estaba “más expuesto al discurso elaborado que nuestros alumnos actuales" y aclaró que el discurso elaborado “también es periferia”. Así, con una gestualidad halagadora para con las latitudes en las que se encontraba, Pons ponderó aquella frase con la que eligió abrir su conferencia. “Más que viva quien vence, que está bien, tuve que haber elegido De un tiempo perdido/ a esta parte esta noche ha venido/ un recuerdo encontrado/ para quedarse conmigo”, dijo la española refiriéndose a la canción de Andrés Calamaro “Para los demás”. “Los textos olvidados de los poco hábiles son esos recuerdos encontrados que vienen a quedarse”, concluyó Lola Pons.  

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