La distancia entre la percepción social y la realidad económica

Investigadores en historia y política comercial analizaron los diversos periodos que atravesó Argentina en materia económica y destacaron que existen cuatro actores que influyen en la percepción pública de un determinado momento.

05-09-2023

En el último de nueve encuentros del Seminario de Pensamiento Económico Argentino, los expositores invitados dijeron que los políticos, los militares, los empresarios y los periodistas son los cuatro actores que influyen e influyeron en la aplicación de medidas económicas y que, por lo general, dejan de lado las necesidades que tiene la sociedad. A su vez –aseguraron – la comunidad, motivada por aquellos cuatro actores, adopta percepciones sobre el contexto económico que están alejadas de la realidad y termina justificando políticas extremas que muchas veces suelen ser innecesarias.

La conversación transmitida en vivo por el Canal de YouTube de la UNTREF concluyó el  ciclo de 2023, que tuvo como objetivo analizar y discutir la relación  entre el fenómeno mercantil, la economía política y las disputas ideológicas. Los oradores principales de la actividad fueron el director del Centro de Investigación y Docencia en Economía para el Desarrollo (CIDED), Luis Blaum; el investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) y de la Universidad de California, Saúl Keifman; la investigadora de IIEP, Viviana Román, y Juan Lucas Gómez, profesor de Historia de la UNTREF.

Blaum, Keifman, Román y Gómez hicieron hincapié en tres momentos de la historia argentina: la crisis y caída del gobierno de Arturo Frondizi, la presidencia de Arturo Illia y el golpe de Estado de Juan Carlos Onganía. Allí analizaron la política económica adoptada por cada uno de los presidentes (tanto democráticos como de facto) y dieron cuenta de la actitud que tomó la sociedad al respecto, en concordancia con las manifestaciones que esgrimían periodistas, militares y funcionarios locales y extranjeros.

“A partir de los primeros años de la década de 1960 empieza a gestarse un contexto internacional desfavorable para el país, con la caída de la venta de carne a Gran Bretaña y Estados Unidos, y el cierre de mercados agrarios para la Comunidad Europea”, destacó Keifman.

El investigador del IIEP manifestó que en este escenario “los militares empiezan a manejar los hilos del país y se produce un fuerte ataque especulativo contra el peso, provocando déficit comercial en medio de una realidad de incertidumbre política”. Además, el especialista en Economía dio cuenta de la sucesión de ministros de Hacienda que tuvo lugar en ese periodo y del importante incremento de quiebras comerciales, hasta la llegada al gobierno de Arturo Illia, que asume al poder con solo el 26 % de los votos.

Para el investigador invitado, bajo el gobierno de Frondizi se configuró un escenario dominado por la inflación con recesión en un contexto de ajuste provocado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Todo esto, según él, generó el desarrollo de una literatura crítica que ofrecía una visión alternativa a las políticas de ajuste que proponía el FMI.

“Se empezó a vislumbrar un debate académico sobre el estancamiento económico y las políticas de estabilización, y comenzaron a multiplicarse los cuestionamientos a las decisiones y obligaciones a las que nos sometía el Fondo”, remarcó Keifman.

Tras disertar sobre los vaivenes del gobierno de Frondizi, el economista del IIEP y el docente de la UNTREF Juan Lucas Gómez destacaron los logros de Arturo Illia, político que, según sus miradas, reactivó la economía y replanteó una serie de programas financieros. A pesar del crecimiento económico descripto por los especialistas, sobrevino el golpe de Estado  encabezado por Juan Carlos Onganía.

“Muchas veces se habla de la pesada herencia en la política y muchos políticos suelen usar esta frase como excusa para justificarse ante el electorado. Sin embargo no podemos decir que el gobierno de facto de Onganía tuvo una pesada herencia de Illia, ya que los indicadores económicos de este presidente no habían sido negativos”, expresó Juan Lucas Gómez.

El historiador definió al gobierno de Onganía como “autoritario y burocrático con tinte desarrollista”. En esta etapa se contuvo la inflación a través del congelamiento de salarios y la devaluación de la moneda, aunque manteniendo el ritmo de la actividad industrial. Durante su mandato, Onganía puso en práctica la teoría de atender primero el llamado “tiempo económico” postergando el “tiempo social” y el “tiempo político”.  

A pesar de cierta estabilidad y de logros de las medidas del ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena, como la reducción del déficit fiscal, el aumento de la inversión, la baja de la inflación y un crecimiento económico sostenido, los conflictos internos empezaron a erosionar el poder del presidente militar. El Cordobazo fue una de las manifestaciones más populares de la historia argentina. Gómez se preguntó en su exposición si “es posible mantener una estabilidad económica y un crecimiento sostenido a largo plazo en medio de un contexto de incertidumbre e inestabilidad política”.

“Más allá de una realidad económica positiva, hay que tener en cuenta que los márgenes de tolerancia y los límites que tenía la sociedad eran diferentes en esa época. Quizás hoy quisiéramos estar en esa situación económica, pero en ese momento, los problemas de autoritarismo y la pérdida de la libertad por parte de la sociedad derivaron en movimientos que desestabilizaron al gobierno de facto”, dijo Gómez.

Finalmente Blaum y Román dieron cuenta de la manipulación a la que es sometida la sociedad a través de los formadores de opinión pública y medios de comunicación. Para ellos, la sociedad, en diversas ocasiones, no ve los logros económicos y el desarrollo productivo porque es permeable a operaciones llevadas a cabo por funcionarios opositores al gobierno de turno, o por los propios periodistas. El director del CIDED destacó que “la visión decadentista del gobierno de Illia estaba equivocada pero se instaló y funcionó para generar un clima de cambio que derivó en el golpe de Estado de Onganía”.

“Por esto es importante que cuando se analiza la historia económica se tenga en cuenta, también, el desacople que existe entre la percepción que tiene la gente sobre determinados temas y la realidad concreta que se está viviendo”, afirmó Viviana Román.

Por último, Román incluyó un nuevo actor: la prensa escrita. Considerada como una fuente de análisis de la relación entre historia y economía, permite construir una opinión pública determinada. “En todos estos periodos que vimos descubrimos que algunos periódicos renunciaron a la tarea de informar”. En este aspecto, la investigadora destacó que el poder de turno y la prensa convergieron y entablaron relaciones recíprocas en las que ambos salían beneficiados.

La investigadora desarrolló un análisis en el que incluyó las revistas Cuestionario y Mercados, y los diarios La Opinión y La Razón, y destacó que el punto de inflexión se dio en el gobierno de facto de 1976, porque a partir de ahí ni la sociedad ni la economía ni la política fueron iguales, y  rescató que esto repercutió –positivamente– en el retorno de la democracia en diciembre de 1983.