La integración regional es una herramienta clave para la postpandemia

En el II Congreso de GRIDALE, expertos de América Latina y Europa defendieron el regionalismo como salida a la crisis del coronavirus. Participaron referentes políticos y del MERCOSUR, ALADI, Alianza del Pacífico y CAN.

10-03-2021

Los especialistas latinoamericanos y europeos reunidos durante las seis jornadas del II Congreso del Grupo de Reflexión sobre Integración y Desarrollo en América Latina y Europa (GRIDALE), organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y la Universidad Cooperativa de Colombia, coincidieron en que tras la crisis desatada por la covid-19 los países deben aprovechar los mecanismos de integración para encaminarse en la senda del crecimiento sostenible. 

De acuerdo a los expertos, este será el modo en el que se podrán sortear los problemas económicos, sociales, políticos y ambientales que ha profundizado la pandemia. En el caso de América Latina, el panorama es especialmente preocupante. Como advirtió un informe de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza en la región crecerá de 30 a 35 %, lo que se traduce en 30 nuevos millones de pobres, y la pobreza extrema –que agrupa a quienes viven con menos de un dólar diario– pasará de 11 a 14 %, afectando a 17 millones de personas nuevas.

El secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), Sergio Abreu, se detuvo en los daños que la pandemia provocó en el tejido productivo y en el mundo del trabajo. Así, indicó que en el marco de la emergencia sanitaria, las PyMEs, que representan el 60 % del PBI de la región, el 85 % de la estructura productiva y un tercio de las exportaciones, “son las que han perdido 50 millones de empleos”.

Por otro lado, comentó que hay un nuevo jugador que plantea grandes desafíos a la cooperación regional: el tigre asiático. “China hoy es el primer exportador de bienes del mundo, el tercer exportador de servicios y quien ha venido avanzando sin acuerdos arancelarios con los países de América para ser hoy su principal socio comercial”, detalló.

Asimismo, mencionó el impacto negativo que la administración del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, tuvo sobre el sistema multilateral, al promover el nacionalismo unilateral y el comercio administrado. “Tenemos una ALADI de 13 países afectada en su seguridad jurídica porque el multilateralismo se ha debilitado, tiene afectada su credibilidad interna porque es un grupo de países que van en conjunto como bloques pero que no están tan vinculados entre sí, y tenemos un 10 % del comercio interno, frente a lo que puede ser el comercio de Europa o de Asia, que superan casi todos el 50 %. En 40 años de la ALADI, no hemos crecido”, sentenció. 

En su pronóstico, apuntó que hay “una fractura prolongada que viene de la guerra ideológica”, y que en eso tienen una enorme responsabilidad Brasil y Argentina. “Si estos países no se entienden, van a quedar perdidos en el mundo de la ideología excluyente y vamos camino a ser eventualmente irrelevantes”, consideró. 

El evento, realizado bajo la modalidad virtual, contó con la participación especial del Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Felipe Solá, quien dedicó su presentación al MERCOSUR, bloque regional que, en su opinión “amplía nuestra dimensión en el mundo”. El Mercado Común del Sur “debe agrandar la torta, pero siempre con los países mirándose entre sí, sin perjudicar al otro”, afirmó. El canciller también alertó sobre los peligros de dejar la integración, y dijo que a pesar de las presiones, hoy hay una voluntad de integración que es “una voluntad de no ruptura”.

El director de la Secretaría del MERCOSUR, Luiz Gonzaga Coelho Júnior, ahondó en los beneficios de los acuerdos arancelarios en una coyuntura crítica como la actual. “Si hay un importante peso del arroz en la canasta básica de Brasil para los efectos del cálculo de la inflación, y nosotros tenemos en Uruguay, Argentina y Paraguay una gran producción de arroz que puede tener una preferencia arancelaria para entrar en el mercado brasilero, ¿por qué no utilizar ese instrumento que ya está a disposición para ayudar a equilibrar la macroeconomía de un país miembro?”, se preguntó, acotando que ese ejemplo se puede aplicar a cualquier bien y cualquier país del bloque. “Esto demuestra cómo los procesos de integración pueden contribuir para atender los intereses de las sociedades”, evaluó. 
 
Gonzaga Coelho Júnior opinó que uno de los aspectos a tratar en el futuro es el del empleo. “Cuando hay tránsito de personas entre los países es necesario no solo regular en favor de estos ciudadanos regionales sino también garantizarles todo lo que efectivamente tienen en su país de origen”, consideró, y dijo que por eso en el ámbito del MERCOSUR hay un proyecto para la conformación de un estatuto de la ciudadanía.

A su vez, el representante de la Alianza del Pacífico, Felipe Quintero, destacó que para la reactivación del sector productivo es fundamental desarrollar el comercio electrónico y las cadenas globales y regionales de valor. “La pandemia adelantó nuestras agendas digitales, y desde la alianza aprovechamos esa circunstancia para trabajar en un programa de estímulo a la digitalización de las pequeñas y medianas empresas para que puedan crecer a través del comercio electrónico”, graficó.

Además explicó que el comercio intraalianza no supera el 8 %, y que por eso están identificando subsectores para desarrollar las cadenas globales de valor entre empresas de los cuatro países que componen el bloque (Perú, Chile, México y Colombia). “No solo para el comercio intrarregional sino para promover nuestras exportaciones hacia el futuro”, aclaró. 

El secretario general de la Comunidad Andina (CAN), Jorge Hernando Pedraza, argumentó que “América Latina tiene una gran vocación integracionista” y que “deberíamos buscar esa convergencia interinstitucional para trabajar conjuntamente por el bienestar de la región”.

Pedraza recalcó que ALADI, MERCOSUR, CAN y la Alianza del Pacífico tienen “muchos denominadores comunes” y que hay que trabajar sobre ellos para evitar el “paralelismo institucional, desgastes presupuestarios y poder potenciar los valores agregados que cada organismo tenía en su independencia”

El presidente del Congreso y director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la UNTREF, Félix Peña, habló de los factores que inciden en la continuidad de los procesos de integración. “La capacidad de adaptación con cambios continuos es uno de los rasgos fundamentales de un proceso de integración, que tiene que navegar a través del tiempo esa contradicción entre sueños y realidades”, ilustró, señalando que el contexto internacional es siempre dinámico y que hay que apoyarse en los instrumentos que permiten flexibilizar los acuerdos, como ocurre con el protocolo de Ouro Preto del MERCOSUR donde se contempla la posibilidad de realizar una conferencia diplomática para modificar el pacto. 

Otro tema central, de acuerdo a él, es poder superar la curva del desencanto. “Si algo nos enseñan los setenta años de integración (europea) es que siempre se produce un desencanto entre lo que fue la idea original y su concreción en las realidades posteriores. A medida que va avanzando la realidad, se va acentuando el malhumor de la gente con respecto al proceso de integración”, comentó. Y un tercer factor es el liderazgo político de alto nivel, “que implica el haber logrado en el momento fundacional una cierta calidad institucional y en el desarrollo del proceso de integración una mayor conectividad entre los países, haciendo que sea más difícil apartarte de lo que pactaste y permitiendo neutralizar la curva del desencanto”. 

Hacia un relanzamiento de la integración regional

Durante el Congreso, el rector de la UNTREF, Aníbal Jozami, subrayó que pensar la integración hoy es más necesario que nunca “porque estamos terminando una pandemia que ha agravado a nivel internacional la discriminación social, de género y hacia los inmigrantes”. Además, recordó que tanto en Europa como en América Latina existen gobiernos de signo muy diferente que hacen pensar “en posibles enfrentamientos políticos e ideológicos”.

En una línea similar, la rectora de la Universidad Cooperativa de Colombia, Maritza Rondón Rangel, sostuvo que en el plano internacional es fundamental “consolidar los principios democráticos como eje central de gobernabilidad, procurar limitar la expansión de tendencias autoritarias y fortalecer los organismos internacionales y las negociaciones multilaterales”.

También planteó que el mundo “no podrá continuar con la depredación del planeta” y que se debe encaminar a una transición energética y ecológica. La académica aseguró que se deben reconsiderar objetivos y planes de acción para afianzar una integración “que equipare aspectos económicos y comerciales con aspectos de profundas reformas sociales y políticas”.

En tanto, el coordinador general de GRIDALE, Edgardo Vieira Posada, ponderó que “es el momento de cambiar la orientación del modelo de desarrollo para superar brechas estructurales de desigualdad”. Vieira Posada afirmó que debido al shock producido por la pandemia es esperable que se “evolucione hacia mecanismos más comunitarios y solidarios y ajustes en el proceso globalizador, yendo hacia un Estado de Bienestar poskeynesiano, más justo y equitativo”.

La situación crítica de los migrantes

La investigadora de la Universidad Cooperativa de Colombia, Claudia Sacristán, se centró en los impactos que tuvo la pandemia sobre la población migrante tras el cierre de las fronteras y las medidas de confinamiento. “Esto generó una crisis en la protección de derechos de los inmigrantes en general, obstáculos para retornar a sus países de origen y mucha vulnerabilidad, dejándolos a merced de las bandas criminales en zonas fronterizas y corredores”, ilustró.

Sacristán dijo que la pérdida del empleo los sobreexpuso a la enfermedad al no poder acceder a viviendas que les permitieran mantener los cuidados y, en el caso de la migración irregular, no poder utilizar los servicios médicos por miedo a ser deportados. De acuerdo a sus estimaciones, los inmigrantes irregulares en los países que firmaron el Acuerdo de Residencia del MERCOSUR Ampliado ascienden hoy a 3.122.000, y de ellos se contagiaron y murieron por el coronavirus 93.000. “Se requiere emprender acciones coordinadas urgentemente”, concluyó la investigadora.

La respuesta europea ante la covid-19

El integrante del Instituto Complutense de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, José Antonio Sanahuja, abordó el caso de la integración europea en el contexto de la pandemia. El especialista español expresó que la Unión Europea venía “de sucesivas crisis existenciales” y que la estocada final fue la crisis del euro de 2010. “Esto llevó a un oleada autodestructiva de recortes bajo el equívoco eslogan de ‘austeridad expansiva’, que indujo un círculo vicioso de recesión y de malestar social, algo que es necesario incorporar a la ecuación para entender el ascenso de la ultraderecha en Europa”, explicó. 

Frente a la crisis de la covid-19 y esos fenómenos más profundos, Sanahuja comentó que se reaccionó a partir de dos ejes que están interrelacionados: el Pacto Verde Europeo y la autonomía estratégica. Como explicó el experto, el Pacto Verde es un plan integral que reconoce tanto la dimensión ambiental como sociopolítica, y que apunta fundamentalmente “a asociar a los ciudadanos en toda su diversidad con las autoridades y los sectores económicos”. En cuanto a la autonomía estratégica, comentó que es una línea de política exterior que apunta a desmarcarse de China y Estados Unidos y “defender los propios valores e intereses, utilizando mejor instrumentos como la influencia del mercado interior”.

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