La historia como disciplina que dialoga con la sociedad
En una Jornada sobre Divulgación Histórica, los historiadores Jorge Núñez, Gabriel Di Meglio, Camila Perochena, y Julia Rosemberg reflexionaron sobre el modo en que los saberes históricos pueden dialogar con la sociedad.
02-06-2025

¿Para quiénes se escribe la historia? La pregunta atravesó toda la jornada que fue organizada por el Instituto de Estudios Históricos (IEH) y que contó con el apoyo de la coordinación de las carreras de Historia – tanto de Grado como de Posgrado. Cuatro especialistas- Jorge Núñez, Gabriel Di Meglio, Camila Perochena, y Julia Rosemberg, reflexionaron sobre la necesidad de que el conocimiento histórico no quede encerrado en el mundo académico.
En la jornada ¿Cómo hacer historia para públicos amplios?, que se desarrolló en la sede Caseros II, los expositores coincidieron en que la historia debe salir al encuentro de nuevos públicos, disputar sentidos en la esfera pública y recuperar su potencia como herramienta para pensar el presente. En un país donde el pasado se discute en la calle, en los medios y en las redes, hacer historia para muchos —y no solo para pocos— se vuelve una tarea urgente.
En su intervención, Núñez, quién compartió su recorrido de casi dos décadas en la divulgación histórica, planteó la importancia de “bajar” los contenidos académicos para que puedan ser comprendidos por públicos no especializados, sin perder rigurosidad. A lo largo de su exposición, relató cómo fue incorporando herramientas tecnológicas y redes sociales para acercar la historia a un público más amplio. Como ejemplo, mostró un video con entrevistas a personas en la vía pública: mientras la mayoría respondía sin dudar quién era el futbolista argentino más famoso, casi nadie pudo mencionar a un historiador.
Con ese recurso, Núñez ilustró una de las tensiones centrales del campo: la historia como disciplina aún distante de los consumos culturales masivos. Además, subrayó que conocer el pasado es fundamental para advertir posibles escenarios futuros y evitar que ciertos errores se repitan.
A su vez, Rosemberg retomó ese diagnóstico y aportó una mirada crítica sobre el lugar que ocupa hoy la divulgación histórica. Señaló que en los últimos años este campo comenzó a expandirse, y consideró necesario reflexionar sobre él desde una universidad pública. Para la historiadora, el desafío consiste en no pensar la divulgación como un mensaje dirigido únicamente a “los otros”, sino como un proceso de circulación más amplio del conocimiento histórico. “La historia no debe quedarse encerrada en una torre de marfil”, remarcó. Rosemberg también destacó que la historia ocupa un lugar central en la vida pública argentina, presente en los debates políticos, económicos y culturales, y que esto evidencia el interés de la sociedad por el pasado.
Sin embargo, advirtió que la masividad de Internet, si bien amplifica los discursos históricos, también puede generar problemas vinculados a la sobresaturación de información. En este sentido, propuso pensar estrategias para que esa circulación no pierda profundidad, y cuestionó los procesos de mercantilización que muchas veces atraviesan la divulgación histórica.
Por su parte, Gabriel Di Meglio abordó la distancia que muchas veces existe entre la producción académica y el resto de la sociedad. Planteó que la investigación histórica suele circular en ámbitos especializados, como las universidades, y está pensada principalmente para ser leída por otros investigadores. Para él, ese encierro limita el impacto social del conocimiento.
Además, señaló que ese ida y vuelta enriquece la práctica historiográfica: hacer divulgación no solo es transmitir hacia afuera, sino también dejarse afectar por las preguntas e intereses del público, lo cual puede modificar y fortalecer la propia investigación.
A lo largo de la jornada, se compartieron diversas estrategias para ampliar el alcance de los saberes históricos. Desde el trabajo en medios gráficos y audiovisuales hasta la creación de contenidos digitales y proyectos comunitarios, cada intervención puso en el centro la necesidad de que la historia dialogue con la sociedad y no quede restringida a los espacios especializados.
Finalmente, la historiadora Camila Perochena puso en relieve la estrecha vinculación entre política e historia, un vínculo que se manifiesta en las continuas batallas por el control y la interpretación del pasado. Durante su exposición, destacó la importancia de que los dirigentes políticos conozcan en profundidad la historia de su país para poder comprender los procesos sociales y las demandas de la ciudadanía.
Perochena reflexionó sobre el rol central que tiene la historia en la construcción de identidades nacionales y en las disputas simbólicas que atraviesan el peronismo, uno de los movimientos políticos más influyentes de Argentina. Su intervención invitó a pensar la divulgación histórica no solo como un ejercicio académico, sino como un espacio de diálogo y confrontación que impacta directamente en la esfera política y cultural del país.
La actividad dejó planteados varios interrogantes sobre los desafíos de la divulgación en tiempos de sobreinformación, y reafirmó el compromiso del IEH con una historia crítica, plural y accesible.